El consumo de productos naturales como frutas y verduras, siempre es una opción saludable, pero en ocasiones, hay que tener en cuenta que su abuso puede tener consecuencias para nuestra salud.
Ese es el caso del consumo del zumo de naranja (natural, por supuesto), que mucha gente toma a diario para desayunar. Ni qué decir tiene que el zumo envasado o a base de concentrado no tiene ni punto de comparación con el natural y, por supuesto, ni mucho menos resulta tan saludable. Pero el propio zumo de naranja natural tampoco es la panacea, ya que contiene grandes cantidades de azúcares libres y nos priva de la fibra que contiene la fruta entera.
Hoy os traemos cuatro alternativas recomendadas por médicos y especialistas en nutrición para hacer de tus desayunos una opción saludable a la par que deliciosa.
Zumo de tomate
Conocido por muchos pero consumido por pocos, el zumo de tomate es una alternativa saludable y cargada de vitaminas, minerales y antioxidantes, entre otros elementos.
La ingesta de zumo de tomate (sin añadirle sal, por favor), resulta sumamente beneficiosa para las personas con problemas de hipertensión arterial y con altos niveles de colesterol, ya que ayuda a reducir los niveles de ambos.
El tomate es una fruta con muy pocas calorías y un alto contenido en vitaminas esenciales para el óptimo funcionamiento de nuestro organismo, como la A, la C o la E, entre otras. Acompaña un desayuno salado con un buen vaso de este zumo para empezar el día con todos los nutrientes necesarios.
Yogur
El yogur es un básico de nuestra dieta que no debería faltar prácticamente a diario. La oferta actual en el mercado ofrece infinitas posibilidades, tanto en lo referente al sabor como al origen (con leche de vaca, de cabra, de oveja, vegetales…).
Las bacterias de la fermentación del yogur lo convierten en un alimento mucho más fácil de digerir que la leche, por lo que es un aliado perfecto para empezar el día de manera saludable. Además, contiene proteínas y minerales esenciales para nuestro cuerpo.
La versatilidad del yogur permite consumirlo solo o acompañado, por ejemplo, de fruta fresca (como fresas, arándanos o plátano), lo que lo convierte en un desayuno muy completo y saludable.
Kiwi
Si hay una fruta especialmente recomendada para comenzar el día de manera saludable, esa es el kiwi. Su alto contenido en fibra y vitamina C lo convierte en un aliado perfecto para nuestra salud intestinal.
El aporte de vitaminas siempre es mucho mayor en la fruta entera que si la tomamos exprimida. En este sentido, el kiwi es el sustituto perfecto del zumo de naranja ya que, además, contiene casi el doble de vitamina C.
Otras de las múltiples propiedades del kiwi es su aporte de minerales, como el potasio, el magnesio o el fósforo. Para empezar el día con energía, añádelo a tu bol de yogur o tómalo con un poco de crema de frutos secos.
Batido de avena
Sin duda, se trata de la opción más desconocida para el gran público de las cuatro que planteamos hoy. La avena es uno de los cereales más completos que existen dada la gran cantidad de propiedades y beneficios que nos aporta. Quizás el más destacable de todos sea su aporte de proteínas, además de su alto contenido en minerales.
Es muy fácil de preparar en forma de porridge y se le puede añadir fruta fresca para aumentar el contenido de fibra, aunque la avena ya contiene de por sí una cantidad elevada. El plátano es una de las frutas que mejor combinan en este caso y aporta un toque extra de fósforo y potasio.
Los batidos de avena están recomendados para todo tipo de personas, pero especialmente indicados para aquellos con un alto nivel de colesterol o con enfermedades intestinales y cardiovasculares, así como en casos de obesidad. La avena también combina muy bien con el chocolate negro y los frutos secos, así que los más dulzones también pueden disfrutar de sus beneficios de forma saludable.