La vida es la mejor maestra y ella misma nos hace aprender de nuestros propios errores. Al cometer un mismo error muchas veces, es habitual que nos flagelemos y que nos repitamos que no hemos aprendido nada. Es así como aparece el sentimiento de culpa, los bajones de autoestima y las ganas de rendirse. Sin embargo, es importante tener presente que, más allá de algún nuevo concepto que podamos poner en práctica, lo esencial es intentarlo de nuevo una y otra vez hasta que las cosas salgan bien.
Esta “chuleta” es una excelente referencia para evitar cometer los errores de siempre. Puede que te ayude a disfrutar del amor plenamente o a quizá vivirlo de una manera más sana.
- El amor no se gana
En muchos aspectos de nuestra vida, tendemos a creer que debemos ganarnos las cosas, superar retos, mover montañas y luchar por lo que queremos. Y en cierta forma es verdad, pero este principio no se debe aplicar a todo.
El amor es un sentimiento que no hay que forzar. Es natural y esencial dejar que fluya sin obligar a nadie, sin fingir. Si no surge mutuamente, es la señal que necesitas para dejar ir a esa persona que simplemente no está hecha para ti.
- No debemos compararnos
Aunque es cierto que todos disfrutamos de una humanidad compartida, cada persona tiene su pasado, y cada relación es un mundo. No existen ni reglas ni estrategias aplicables a todo tipo de situaciones: sólo sentimientos y valores compartidos por dos personas. Las redes sociales y los famosos mienten si dicen que han logrado la perfección en su relación.
- Tus pensamientos son tuyos
Al no ser que tu pareja sea telépata, recuerda que la otra persona no puede leer tus pensamientos ni adivinar lo que quieres. Todos tenemos una percepción individual. Para labrar una perspectiva común, es necesario que compartas tus impresiones con tu pareja, diciéndole claramente lo que quieres y lo que no, explicando tus sentimientos y siempre respetando los suyos.
- Cambiar no es la clave
Si quieres cambiar a alguien, empieza por ti y verás lo complicado que es el proceso. Ocurre lo mismo con otras personas. Puede que estés intentando cambiar a alguien mientras dejas pasar la oportunidad de ser feliz. Mientras dedicas ese tiempo a una persona con la que no logras coincidir, hay otras muchas ahí fuera con las que estarías a gusto siendo simplemente vosotros mismos.
- Tu felicidad no debe depender de una relación
El amor nos cambia la vida, el humor, el ánimo, la autoestima… En general, lo cambia todo. Pero eso es el amor, no la persona con la que compartes tus sentimientos, que son tuyos y seguirán contigo para siempre. Compártelos con todo el mundo, pero asegúrate de tener siempre suficiente amor para ti.
- Mejor estar sol@
Como explicábamos en el punto anterior, el amor que está en tu interior es el amor puro y verdadero. Mientras te quieras a ti, te cuides y te valores, ningún otro ser te puede hacer daño o despreciarte. No es que sea mejor estar solo/a: hay gente con la que puedes aumentar tu felicidad y compartir tu amor. Pero si te ves mal acompañado/a… ya sabes lo que hay que hacer.
- El amor no lo es todo
Al experimentar este precioso sentimiento con una pareja, es posible que terminemos sufriendo. Con el tiempo, algunos sentimientos dejan de deslumbrarnos y aparece la lógica, que nos hace sentirnos incómodos y darnos cuenta de que la persona con la que estamos no es aquella con la que queremos compartir nuestro día a día. El amor no es suficiente, y las peleas que terminan con pasión pueden convertirse con el tiempo en problemas emocionales. Es mucho más sano cultivar un sentimiento estable con un buen compañero que crear compañerismo con un amante.
- No todos los objetivos tienen que ser compartidos
Las relaciones saludables no son un impedimento para establecer metas y objetivos individuales. Somos personas libres de elegir el destino y el camino que queremos transitar, aunque siempre es agradable ir acompañados por una persona que por lo menos nos apoye. Quién sabe: quizá vuestros destinos coincidan por ese camino…