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Letizia y Cristina, más enfrentadas que nunca

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Hace muy poco hemos sabido que el verano pasado Letizia y Cristina coincidieron en el Palacio de Marivent durante las vacaciones veraniegas de los monarcas, algo que no se había filtrado en absoluto hasta el momento. Y parece ser que ambas mantuvieron un fuerte enfrentamiento porque Letizia se sentó a la mesa vistiendo ropa deportiva, algo que a su cuñada no le pareció bien y le reprochó, provocando un monumental enfado de la Reina. 

Seguramente fue un hecho aislado que hizo saltar a nuestra Reina. Pero además, se sabe que Letizia no está en absoluto conforme con la manera en la que Cristina está gestionando su relación con Iñaki Undargarín. Según parece, Letizia y una gran parte de la sociedad no entienden que la hermana de su marido se niegue a poner punto y final al matrimonio. Y es que el padre de sus hijos incluso convive con otra mujer: Ainhoa Armentia. Se comenta que incluso sigue llevando el anillo de casada, algo que indigna a Letizia, que no concibe esa actitud como mujer después de todo lo sucedido.

Un cambio radical en su relación

Como decíamos, que la reina y su cuñada no se lleven bien no es nada nuevo ni actual, aunque durante los primeros años de la llegada de Letizia a la familia real se llevaban realmente bien. Incluso el primo de la por entonces Princesa de Asturias escribía en el libro que publicó al respecto, Adiós, princesa, que Iñaki y Cristina eran las “únicas personas normales de la familia”. De hecho, fueron uno de sus grandes apoyos durante su noviazgo, llegando a alojarse en su piso de Barcelona y saliendo a comer y cenar por restaurantes de la ciudad. Su relación fue tan estrecha que llegaron a comprar su anillo de compromiso a Iñaki Urdangarín.

Incluso se comenta que Letizia se desahogaba mucho con su cuñado Iñaki sobre la rigidez de los protocolos y lo que le costaba adaptarse a su nueva vida. Él la ayudó en muchas situaciones nuevas al haber vivido algo parecido. Algo prácticamente imposible de hacer con su otro cuñado por aquel entonces, ya que Marichalar era un aristócrata acostumbrado al boato totalmente alejado de la realidad de la periodista. Con la Infanta Elena tampoco llegó nunca a entenderse; su carácter es radicalmente opuesto al de Letizia y se comenta que ni siquiera tenían temas de conversación. 

Un distanciamiento que viene de lejos

Los primeros momentos de tensión llegaron durante el bautizo de la pequeña de los Undargarín: Irene. Cristina le pidió a Letizia que alojara en su casa de la Zarzuela a sus suegros para el evento, a lo que la actual Reina se negó alegando que estaba embarazada (de la Princesa Leonor) y que no le apetecía tener a unos desconocidos en su casa. Las caras de incomodidad de Letizia durante el bautizo fueron más que comentadas en su momento, aunque sin saber a qué se debía. 

A partir de ahí, la situación fue cuesta abajo y sin frenos. Pocos meses después, Letizia se convirtió en madre y dejó de lado a los sobrinos. Cristina nunca ha tenido una relación estrecha con sus sobrinas: Leonor y Sofía. Así que las cosas cada vez se fueron enfriando, provocando un distanciamiento más acusado. 

Otro desencuentro muy comentado fue durante la fiesta de cumpleaños de Iñaki, que se celebró en su casa de Pedralbes: Barcelona. Según comentaron los asistentes a la celebración, el exjugador de balonmano le pidió ayuda a su cuñado con la hipoteca de la casa y este le reprochó que se la hubiera comprado si no podía hacer frente al pago. La conversación provocó el enfado de Felipe y Letizia, quienes se apartaron del grupo y pasaron el resto de la velada en un rincón y sin prácticamente interactuar con los demás invitados. Llegaron a posar para la prensa pero serios y de mala gana. 

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Las irregularidades de Undargarín

Cuando empezaron a salir a la luz los delitos cometidos por Iñaki, que incluso le costaron la pena de cárcel, Letizia se quitó el anillo de compromiso que él mismo había comprado para sus cuñados. Cuando la situación llegó a ser irreversible poco después, Felipe le pidió a su hermana que se divorciara de su marido. Idea que Cristina pensó que partía de Letizia, lo que las distanció aún más. 

Cristina optó por apoyar a su marido en tan difícil situación, llegando a sentarse en el banquillo de los acusados y a visitarlo en la cárcel, lo que le supuso un gran distanciamiento de gran parte de su familia. 

La primera en enterarse de que había unas fotos de Iñaki junto a otra mujer fue la propia Letizia, que llamó personalmente a su cuñada para advertirle de la situación. Alejada de la familia real, se pensó que la nueva relación de Iñaki supondría su ruptura definitiva y que tanto Cristina como sus hijos tendrían un acercamiento a Zarzuela que, de momento, no se ha producido. 

Encuentros sin ni siquiera saludarse

No ha habido muchas ocasiones de ver a estas mujeres juntas en los últimos años, pero sí que han coincidido en eventos más allá de la familia más cercana; como en el entierro de Constantino de Grecia, en el que ni siquiera se saludaron. También ha tenido lugar la graduación de Irene, la hija pequeña de Cristina, a la que sus primas Leonor y Sofía, ni siquiera han asistido. 

La distancia parece insalvable y es que existen dos elementos prácticamente irreconciliables en su relación. Por un lado, está la estrecha relación de Cristina con su padre. Por todos es sabido el empeño de la Casa Real de mantener al Rey Emérito lo más alejado posible de Zarzuela dado todo lo que se ha destapado sobre él. 

Por otro lado, tenemos la obstinación de Cristina por no formalizar el divorcio con Iñaki Undargarín, llegando incluso a seguir llevando su anillo de casada, lo que a Letizia no le entra en la cabeza. Se esperaba que durante estos primeros meses del año Cristina e Iñaki firmaran la separación legal, pero el momento no ha llegado. No sabemos si es porque Cristina espera recuperar a su marido algún día o si va a seguir la actitud que su madre tomó en su día de soportar las humillaciones e infidelidades para mantener su estatus de casada. Quizá el verano nos desvele las respuestas a todo esto. 

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